Walt Whitmann

Poemas



CREO QUE UNA HOJA DE HIERBA (Fragmento) Creo que una hoja de hierba, no es menos que el día de trabajo de las estrellas, y que una hormiga es perfecta, y un grano de arena, y el huevo del régulo, son igualmente perfectos, y que la rana es una obra maestra, digna de los señalados, y que la zarzamora podría adornar, los salones del paraíso, y que la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas, y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha, supera todas las estatuas, y que un ratón es milagro suficiente, como para hacer dudar, a seis trillones de infieles. Descubro que en mí, se incorporaron, el gneiss y el carbón, el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces. Que estoy estucado totalmente con los cuadrúpedos y los pájaros, que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos y que puedo hacerlo volver atrás, y hacia mí, cuando quiera. Es vano acelerar la vergüenza, es vano que las plutónicas rocas, me envíen su calor al acercarme, es vano que el mastodonte se retrase, y se oculte detrás del polvo de sus huesos, es vano que se alejen los objetos muchas leguas y asuman formas multitudinales, es vano que el océano esculpa calaveras y se oculten en ellas los monstruos marinos, es vano que el aguilucho use de morada el cielo, es vano que la serpiente se deslice entre lianas y troncos, es vano que el reno huya refugiándose en lo recóndito del bosque, es vano que las morsas se dirijan al norte al Labrador. Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido en la fisura del peñasco. ¡OH CAPITÁN! ¡ MI CAPITÁN! ¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado, la nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el anhelado premio, próximo está el puerto; ya oigo las campanadas y el pueblo entero que te aclama, siguiendo con su mirada la poderosa nave, la audaz y soberbia nave; mas, ¡ay!, ¡oh corazón! ¡mi corazón! ¡mi corazón! No ves las rojas gotas que caen lentamente, allí, en el puente, donde mi capitán yace extendido y muerto. ¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Levántate para escuchar las campanas. Levántate. Es por ti que izan las banderas. Es por ti que suenan los clarines. Son para ti estos búcaros y esas coronas adornadas. Es por ti que en las playas hormiguean las multitudes, es hacia ti que se alzan tus clamores, que se vuelven sus almas y rostros ardientes. ¡Ven Capitán! ¡Querido padre! ¡Deja pasar mi brazo bajo tu cabeza! Debe ser, sin duda, un sueño que yazgas sobre el puente. Extendido, helado, muerto. Mi capitán no contesta, sus labios siguen pálidos e inmóviles; mi padre no siente el calor de mi brazo, no tiene pulso ni voluntad; la nave, sana y salva, ha arrojado el ancla; su travesía ha concluido. ¡La vencedora nave entra en el puerto, de vuelta de su espantoso viaje! ¡Oh playas, alegraos! Sonad, campanas! Mientras yo, con doloridos pasos, recorro el puente donde mi capitán yace extendido, helado, muerto. YO IMPERTURBABLE Yo imperturbable, a mis anchas en la Naturaleza Amo o ama de todo, aplomo en medio de las cosas irracionales, como ellas imbuido, pasivo, receptivo, como ellas silencioso, descubriendo que mi ocupación, mi pobreza, mi notoriedad, mis flaquezas, mis crímenes, son menos importantes de lo que creía, Yo hacia el mar de México, o en Maniatan O en Tennesse, o en el lejano norte, O tierra adentro Hombre de río, de los bosques o de las granjas de estos Estados, o de la costa, o de los lagos del Canadá, Yo, viva donde viva mi vida ¡Oh el equilibrio ante las contingencias, El arrostrar la noche, la tormenta, el hambre, el ridículo, los accidentes, la derrota, como lo hacen los árboles, como lo hacen los animales! POETAS POR VENIR ¡Poetas por venir! ¡Oradores cantores, músicos por venir: El hoy no me justificará ni me responderá por lo que soy, Sino vosotros, una nueva estirpe, nativa, Atlética, continental, más grande Que cualquiera conocida, ¡Despertad, pues vosotros debéis justificarme! Yo tan sólo escribo una o dos palabras Indicativas para el futuro, Avanzo tan sólo un momento y me Apresuro de regreso a la oscuridad. Soy un hombre que, vagando sin detenerse Del todo, os lanza una mirada casual y luego oculta el rostro, Dejando que vosotros demostréis y defináis, Esperando de vosotros lo más importante. Desconocido, si al pasar me encuentras y Deseas hablarme, ¿por qué no habrías De hacerlo? ¿Y por qué no habría de hablarte yo? CANTO A MÍ MISMO I Me celebro y a canto a mí mismo. Y lo que yo me atribuyo puedes atribuírtelo tú. Pues cada átomo mío te pertenece también A ti. Vago e invito a vagar a mi alma, Me reclino y vago a mi antojo, Contemplando la hierba estival. Mi lengua, cada átomo de mi sangre, Nacida de este suelo, surgida de este Aire, Nacido aquí de padres y abuelos También aquí nacidos. Yo, a los treinta y siete años y en perfecta Salud, comienzo mis cantos, Esperando no cesar hasta la muerte. Escuelas y credos en suspenso, me retiro de ellos, satisfecho con lo que Son pero sin olvidarlos; Albergo el bien y el mal, permito hablar A todos los azares, A la Naturaleza sin freno, con toda su Energía original. XVII Estas son en verdad las ideas de todos los hombres de todas las épocas y tierras, no son ideas originales mías, nada son si no son tan tuyas como mías, o casi nada, si no son el acertijo no son nada, si no son tan próximas como distantes no son nada. Son la hierba que crece doquiera que haya Tierra y haya agua, Son el aire común que lava nuestro globo. SOY AQUEL A QUIEN EL DESEO HIERE Soy aquel a quien el amoroso deseo hiere; ¿no gravita acaso la tierra? ¿y toda la materia, herida, no atrae acaso a toda la materia? Del mismo modo mi cuerpo atrae a los De todos aquellos de quienes encuentro O conozco. COMO ADÁN, TEMPRANO EN LA MAÑANA Como Adán, temprano en la mañana, Salgo de mi cabaña recuperado por el Sueño, Contémplame cuando paso, escucha mi voz acércate, con la palma de la mano roza mi cuerpo cuando paso; no tengas miedo de mi cuerpo. A VECES CON ALGIEN QUE AMO A veces, con alguien que amo me lleno de ira por temor a prodigar amor no correspondido, pero ahora creo que no hay amor no correspondido, la retribución es segura, de uno u otro modo, (amé ardientemente una persona y mi amor no fue correspondido, sin embargo, aquel amor ha hecho que escriba estos cantos). ENTRE LA MULTITUD Entre los hombres y mujeres de la multitud, Percibo a uno que me elige por señas Secretas y divinas, Sin reconocer a nadie, padre, esposa, Esposo, hermano, hijo, como más Próximo a él que yo. Algunos se confunden, pero este no: él me Conoce. ¡Oh amante y perfecto igual! Quise que me descubrieras por desvaídos Indicios, Y cuando yo te encuentre quiero Descubrirte por mi semejanza en ti. TRAS EL RESPLANDOR DEL DÍA Cuando ya se ha marchado el resplandor del día, sólo la oscura noche muestra a mis ojos las estrellas; tras el majestuoso estrépito del órgano, o del coro, o de la perfecta orquesta, silenciosa, a través de mi alma, se mueve la verdadera sinfonía. VIDA Y MUERTE Los dos viejos, simples problemas Siempre entrelazados, Próximos, elusivos, presentes, oprimentes, sujetos. Insolubles en todas las edades, han llegado hasta nosotros, hasta nuestro hoy-y del mismo modo los legaremos. CREPÚSCULO Las sombras suaves, voluptuosas, Adormecedoras como el opio, El sol que acaba de partir, la luz ansiosa ya Disipada- (Muy pronto también yo Habré partido, disipado), Una bruma- nirvana- noche y descanso -olvido. ¡OH, MI YO! ¡OH, VIDA! ¡Oh, mi yo! ¡oh, vida! de sus preguntas que vuelven, Del desfile interminable de los desleales, de las ciudades llenas de necios, De mí mismo, que me reprocho siempre (pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?), De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos despreciables, de la lucha siempre renovada, De lo malos resultados de todo, de las multitudes afanosas y sórdidas que me rodean, De los años vacíos e inútiles de los demás, yo entrelazado con los demás, La pregunta, ¡Oh, mi yo!, la pregunta triste que vuelve - ¿qué de bueno hay en medio de estas cosas, Oh, mi yo, Oh, vida ? Respuesta Que estás aquí - que existe la vida y la identidad, Que prosigue el poderoso drama, y que puedes contribuir con un verso. CON EL REFLUJO DEL OCÉANO DE LA VIDA Mientras recorro las playas que no conozco mientras escucho la endecha las voces de los hombres y mujeres náufragos mientras aspiro las brisas impalpables que me asedian mientras el océano, tan misterioso se aproxima a mi cada vez más yo no soy sino un insignificante madero abandonado por la resaca un puñado de arena y hojas muertas y me confundo con las arenas y con los restos del naufragio. Oh! desconcertado, frustrado, humillado hasta el polvo oprimido por el peso de mi mismo pues me he atrevido a abrir la boca sabiendo ya que en medio de esa verbosidad cuyos ecos oigo jamás he sospechado qué o quién soy a no ser que, ante todos mis arrogantes poemas mi yo real esté de pie, impasible, ileso, no revelado señero, apartado, escarneciéndome con señas y reverencias burlonamente amables con carcajadas irónicas a cada una de las palabras que he escrito indicando en silencio estos cantos y, luego, la arena en que asiento mis pies. Ahora sé que nada he comprendido, ni el objeto más pequeño y qué ningún hombre puede comprenderlo. La naturaleza está aquí a la vista del mar aprovechándose de mí para golpearme y para herirme porqué me he atrevido a abrir la boca para cantar. Bajad, aguas del océano de la vida (ya volveréis en la pleamar) no ceses en tus gemidos, vieja madre cruel llora sin término por tus hijos abandonados pero no temas no me niegues no susurres con voz tan ronca y colérica contra mí cuando te toco o me aparto de ti. Os amo tiernamente a ti y a todos hago provisión para mí y para esta sombra que nos mira y nos sigue a mí y a lo que me pertenece. Yo y lo mío, hileras de hierba, pequeños cadáveres espuma blanca como la nieve, burbujas. Ved como de mis labios muertos mana el fango al fin ved cómo los colores del prisma relucen y se agitan manojos de paja, arenas, fragmentos puestos a flote por muchos humores contradictorios por la tempestad, la calma, las tinieblas las olas embravecidas, pensativos, un hálito, una lágrima salobre una salpicadura de agua o fango arrojados igualmente desde las fermentaciones insondables del abismo uno o dos capullos marchitos, desgarrados igualmente flotando sobre las olas a la deriva igualmente para nosotros aquella endecha sollozante de la Naturaleza nos acompaña el clangor de las trompetas e las nubes nosotros, caprichosos, traídos acá no sabemos de dónde tendidos ante ti, tú allá arriba, caminas o te sientas quienquiera que seas, también nosotros yacemos náufragos a tus pies. COSMOS "Quién contiene a la diversidad y es la Naturaleza quién es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio quién no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos o cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros quién contiene a los creyentes y a los incrédulos quién es el amante más majestuoso quién, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo de espiritualidad y de lo estético o intelectual quién después de haber considerado su cuerpo encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo comprende por sutiles analogías todas las otras teorías la teoría de una ciudad, de un poema y de la vasta política de los Estados quién cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna sino en los otros globos con sus soles y sus lunas quién hombre o mujer, al construir su casa no para un día sino para la eternidad ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones. El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio indisolublemente juntos. " CUANDO LEÍ EL LIBRO Cuando leí el libro, la célebre biografía, ¿es esto, me dije, lo que el autor llama la vida de un hombre? ¿Alguien, una vez muerto yo, escribirá así mí vida? (Como si algún hombre conociera en realidad algo de mi vida: yo mismo pienso ahora con frecuencia que nada o muy poco sé de mi verdadera vida; apenas atisbos, algunos indicios débiles difusos e indirectos que persigo para poder exponer aquí.). EL HALCÓN MOTEADO CALA SOBRE MI El halcón moteado cala sobre mí, y me acusa lamentándose por mi charla y mi pereza. Yo también soy indomable, yo también soy intraducible. Sobre los techos del mundo, resuena mi bárbaro graznido. El último celaje del día, se detiene a esperar por mí, lanzo mi figura, tras las otras, reposando verdaderamente en cualquier sombra silvestre. Me insta engatusándome hacia la bruma, y hacia la oscuridad. Me alejo como el aire, sacudo mi bucle blanco en el sol fugitivo. Vierto mi carne en remolinos, y la dejo arrastrar por la mueca del encaje. Me entrego, a mí mismo, al barro, para brotar en la hierba que amo. Si me necesitas, búscame en la suela de tus botas. Apenas sabrás quien soy, y lo que quiero decir. No obstante soy tu buena salud, y filtraré con filamentos tu sangre. No desfallezcas si no me encuentras pronto. Si no estoy en un lugar, búscame en otro. En algún lugar te estaré esperando. PRINCIPIANTES Cómo están provistos de lo necesario sobre la tierra (manifestándose a intervalos), cuan queridos y terribles son para la tierra, cómo se avezan a sí mismos y a los demás; qué paradojal parece su tiempo, cómo la gente repara en ellos sin conocerles, cómo hay algo de inexorable y permanente en el destino de ellos, cómo cada época escoge mal sus objetos de adulación y recompensa, y cómo el mismo precio inexorable ha de pagarse aun por la misma gran compra. UNA HORA DE ALEGRÍA Y DE LOCURA... ¡Una hora de alegría y de locura! ¡Oh furiosa alegría! ¡Oh furiosa alegría! ¡Oh, no me retengáis! Corazón de las tempestades, ¿qué es lo que late en ti para desencadenarse en mi ser de esta suerte? ¿Qué son mis clamores en medio de los relámpagos y de los vendavales? ¡Ah! ¡Beber el delirio místico más que hombre alguno! ¡Congojas tiernas y salvajes! (Os las dejo en herencia, hijos míos, os narro por muchos motivos. ¡Oh esposo y esposa!) ¡Oh, abandonarse a vos, quienquiera que seáis! ¡Abandonaros a mí, con desprecio del mundo! ¡Oh , la vuelta al paraíso! ¡Oh, atraeros hacia mí, imprimir en vuestra boca virgen los labios de un hombre resuelto! ¡Oh, el enigma, el triple nudo, el estanque negro y profundo, todo lo que se desanuda y se ilumina! ¡Oh, abalanzarse en busca de espacio y de aire! ¡Libertarse de los lazos y de las convenciones anteriores, yo de los míos, vos de los vuestros! ¡Hallar una despreocupación nueva, inimaginada, capaz de poner a prueba la mayor fortaleza! ¡Desenmordarse la boca! Tener el sentimiento - hoy o cualquier otro día - de que me basto a mi mismo, tal como soy. Sentir algo no sentido aún! ¡En espasmo, en angustia, en éxtasis! ¡Escapar íntegramente de las anclas y de los garfios ajenos! ¡Bogar libremente! ¡Amar libremente! ¡Abalanzarse temerario y amenazador! ¡Buscar la destrucción, insultándola, invitándola! ¡Subir, cernerse en el mediodía del amor, como en una revelación! ¡Volar con el alma ebria! ¡Perderse, si es necesario! ¡Alimentar el resto de mi vida con una sola hora de plenitud y de libertad! ¡Con una breve hora de locura y de felicidad! Creo que una hoja de hierba, no es menos YO TRANQUILO Yo tranquilo, serenamente plantado ante la Naturaleza, amo de todo o señora de todo, sereno en medio de las cosas irracionales. Imbuido como ellas, pasivo, receptivo y silencioso como ellas, conocedor de que mi ocupación, mi pobreza, mi notoriedad y mis debilidades son menos importantes de cuanto creía, hacia el mar mexicano, en el Manhattan o en el Tennessee o lejos, en el norte o tierra adentro, un hombre de río o un hombre de montes o de granjas de estos estados, ribereño del mar o los lagos de Canadá, Yo, dondequiera que viva mi vida, quiero hacer frente a las contingencias y encarar la noche, las tormentas, el hambre, el ridículo, los accidentes y los rechazos como lo hace el animal.