Paul Eluard
Poemas
El Ave Fénix
Soy el último en tu camino
la última primavera y última nieve
la última lucha para no morir.
Y henos aquí más abajo y más arriba que nunca.
De todo hay en nuestra hoguera
Piñas de pino y sarmientos
Y flores más fuertes que el agua
Hay barro y rocío
La llama bajo nuestro pie la llama nos corona
A nuestros pies insectos pájaros hombres
Van a escaparse
Los que vuelan van a posarse.
El cielo está claro la tierra en sombra
Pero el humo sube al cielo
El cielo ha perdido su fuego.
La llama quedó en la tierra.
La llama es el nimbo del corazón
Y todas las ramas de la sangre
Canta nuestro mismo aire
Disipa la niebla de nuestro invierno
Hórrida y nocturna se encendió la pena
Floreció la ceniza en gozo y hermosura
Volvemos la espalda al ocaso
Todo es color de aurora.
Ser
Con la frente como una bandera perdida
Te arrastro cuando estoy solo
Por calles heladas
Por cuartos negros
Proclamando infortunios
No quiero abandonar
Tus manos claras y complicadas
Nacidas en el encerrado espejo de las mías
Todo lo demás es perfecto
Todo lo demás es todavía más inútil
Que la vida
Excava la tierra bajo tu sombra
Un estanque junto a los senos
donde hundirse
como una piedra
La costumbre
Todas mis amiguitas son jibosas;
Ellas aman a su madre.
Todos mis animales son obligatorios,
tienen patas de mueble
Y manos de ventana
El viento se deforma,
Necesita un traje de medida,
Desmensurado.
He aquí por qué
digo la verdad sin decirla.
Max Ernst
En un rincón el insecto ágil
Gira en torno a la virginidad del vestido corto
En un rincón el cielo liberado
Entrega esferas blancas a las espinas de la tormenta
En un rincón más claro que la tonalidad de los ojos
Esperan a los peces de la angustia
En un rincón el carruaje de verdor del verano
Gloriosamente inmóvil para siempre
Al brillo de la juventud
De las lámparas encendidas con retardo
La primera muestra senos que matan a los insectos rojos.
El Espejo de un Momento
Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y Tiene tal resplandor que todas las armaduras
y todas las máscaras quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera
se digna tomar la forma de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.
Primavera
Hay en la playa espejos de agua
Locos de pájaros en los bosques los árboles
La nieve se disuelve en la montaña
De tantas flores brillan las ramas del manzano
Que huye el pálido sol
En noche de invierno y en un áspero mundo
vivo esta primavera oh inocente a tu lado
No hay noche para nosotros
Lo que es perecedero no te alcanza
Y no quieres sentir el frío
En esta primavera nuestra
La que tiene razón.
La Muerte, El Amor, La Vida
Creí que me rompería lo inmenso lo profundo
Con mi pena desnuda sin contacto sin eco
Me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
Como un muerto sensato que había sabido morir
Un muerto coronado sólo de su nada
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
Absorbido por amor a la ceniza
La soledad me pareció más viva que la sangre
Quería desunir la vida
Quería compartir la muerte con la muerte
Entregar mi corazón vacío a la vida
Borrarlo todo que no hubiera ni vidrio ni vaho
Nada delante nada detrás nada entero
Había eliminado el hielo de las manos juntas
Había eliminado la osamenta invernal
Del voto de vivir que se anula.
Tú viniste y se reanimó el fuego
Cedió la sombra el frío aquí abajo se llenó de estrellas
Y se cubrió la tierra
De tu carne clara y me sentí ligero
Viniste la soledad fue vencida
Tuve una guía sobre la tierra y supe
Dirigirme me sabía sin medida
Adelantaba ganaba tierra y espacio
Iba hacia iba sin fin hacia la luz
La vida tenía un cuerpo la esperanza tendía sus velas
Promisora de miradas confiadas para el alba
De la noche surgía una cascada se sueños
Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla
El primer rocío humedecía tu boca
Deslumbrando reposo remplazaba el cansancio
Yo amaba el amor como en mis primeros días
Los campos están labrados las fábricas resplandecen
Y el trigo hace su nido en una enorme marea
Las mieses la vendimia tienen muchos testigos
Nada es singular ni simple
El mar está en los ojos del cielo o de la noche
El bosque da a los árboles seguridad
Y los muros de las casas tienen una piel común
Los caminos siempre se encuentran
Los hombres están hechos para entenderse
Para comprenderse para amarse
Tienen hijos que serán padres de los hombres
Tienen hijos sin fuego ni lugar
Que inventarán de nuevo a los hombres
Y la naturaleza y su patria
La de todos los hombres
La de todos los tiempos